Hollow Knight: Silksong
Los hilos de la historia

Qué puedo decir de Hollow Knight. Hace seis años terminaba su primera parte y escribía esta pequeña nota. Al leer el texto de nuevo, me doy cuenta de lo poco que hablé sobre lo que significó para mí este juego.
En ningún momento comento lo genial que fue descubrir la historia de los Wyrm o del Rey Pálido; lo estresante que resultó terminar la batalla contra esos dichosos bichos bola; o el halo de misterio que rodeaba a una especie de araña llamada Hornet.
La decadencia de Telalejana
O Pharloom, en su versión original. Es aquí donde se desarrolla la historia de Hollow Knight: Silksong, un nuevo metroidvania en el que nos ponemos en la piel de Hornet, una simpática bicha-araña que, tras escapar de sus raptores al principio del juego, deberá ascender a través de diferentes biomas para descubrir los misterios que mantienen presos a cientos de bichos peregrinos en la vasta tierra de Telalejana.




Poshanka!
Al no querer hacer una reseña al uso, no voy a centrarme en hablar de mecánicas o la dificultad del juego.
En lo que sí quiero hacer hincapié es en recordar cuánto he disfrutado mientras visitaba la Ciudadela, Campanilla o La Losa. No se me irá de la cabeza las veces que habré imitado las canciones de Sherma o Shakra, o lo horrible que ha sido ascender por Telalejana al son de su perfecta y milimétrica banda sonora.
Tampoco dejaré de pensar en que este es el primer juego que he terminado tras el nacimiento de Bosco. Un juego que, entre pañal y pañal, he conseguido completar en ochenta y cinco horas.
Solo deseo que, en un futuro no muy lejano, sea él quien pueda disfrutar y sufrir en sus propias manos lo que supone todo este ascenso hacia las cumbres de Telalejana.



